RESEÑA HISTÓRICA

EL FUNDADOR

 Su nombre completo era Jesús Iván Cadavid Gutiérrez. Nació en Sopetrán, el 19 de febrero de 1924; hijo de Eliseo y María Onofre; se ordenó en 1947 y trabajó en Acandí, donde inició su labor, como también en Santafé de Antioquia y Cañasgordas; luego estudió en la Javeriana de Bogotá y en la Gregoriana de Roma.   A su regreso, la Diócesis de Antioquia lo nombró, en 1956, para dirigir el Liceo, en Urrao; entonces dio comienzo a su gran obra en la que participó, como siempre, toda la población, y que comprende tres aspectos que se complementan entre sí, al servicio de los campesinos y los sectores pobres en general:

– El primero, la construcción de la Ciudadela Estudiantil y Deportiva, en donde definitivamente se estableció El Liceo Simón Bolívar, en 1959 (hoy es sede principal de la Institución Educativa Monseñor J. Iván Cadavid Gutiérrez).  La primera piedra de esta sobresaliente obra fue colocada el 27 de octubre de 1957 y su inauguración se realizó el 22 de octubre de 1960, con importantes festejos. Dicha Ciudadela contaba con: dos edificios, uno para aulas y el otro para internado,  adecuados para tales fines, campos de fútbol, basquetbol, voleibol, tenis, jardín golf, balón mano, frontón, piscina semiolímpica, juegos de billar y de tenis de mesa, teatro, velódromo (el primero donde corrió Cochise y que llevó este nombre hasta cuando fue cambiado por el de Oscar  de J. Vargas, en 1991, año en que se asfaltó), hipódromo, plaza de toros (en donde actuaron, entre otros, Amina Asis, el Jaripeo Mexicano y Nelson Maya, hijo de Chirrinche quien fuera el primer rejoneador de Urrao), lago que servía para el canotaje, elementos para la gimnasia olímpica y el boxeo.

– El segundo aspecto tiene que ver con la creación del Hogar Juvenil Campesino, primero en

Colombia, que inició labores el 4 de febrero de 1963, en nuestro Municipio, siendo su director inicial el profesor Esteban Jiménez.  Este internado para niños campesinos, tenía como objetivo básico la educación integral, combinando la primaria con la enseñanza de prácticas agrícolas, las cuales se hacen en pequeñas parcelas asignadas a grupos de muchachos, para beneficio propio y del Hogar.

– El tercer aspecto se refiere al barrio Aleu (sigla que significa Asociación de Liceistas y Exliceistas de Urrao), para gentes pobres, en tierras donadas por personas altruistas, como Luis Felipe Vélez, cuyo diseño arquitectónico se debe al ingeniero Alberto Restrepo White; dichas casas, que permitieron elevar la calidad de vida de muchos necesitados, fueron otorgadas con módicas cuotas. El Padre Cadavid estuvo al frente de esta magna obra hasta 1968, cuando se retiró para adelantar su acción a nivel nacional; desde entonces, ella decayó notablemente en todos sus aspectos, a pesar de los esfuerzos realizados por sus sucesores, Jair López y Rafael Yepes, situación en la que tuvieron que ver los ataques de algún sector político de la población, que llegó al colmo de calificar al sacerdote como ladrón.

Es personaje nacional, conocido en muchas partes del mundo, ya que, en 1970, en Bogotá,

constituyó la Fundación Hogares Juveniles Campesinos, institución sin ánimo de lucro, cuya misión

era ser fundamento en el mejoramiento de la calidad de vida del sector agrario; a partir de entonces, organizó 147 de ellos, en 16 Departamentos, y presentó una propuesta al Ministerio de Agricultura para el mejoramiento de la vida de los campesinos, documento que se conoce como: “La Revolución de la Paz en el Agro”, la que fue archivada, como es natural.

Su visión sobre la situación campesina y las posibles soluciones, es realmente innovadora, progresista y pragmática, y su pensamiento social y político se podría condensar en aquello que afirmaba de que “Debe construirse una sociedad con pan y libertad”, lo que lo llevó a decir que el Capitalismo daba libertad, pero no pan, mientras que el Socialismo daba pan, pero no libertad; fue enemigo de este último sistema mencionado, especialmente por lo ateo, al que atacó permanentemente tanto en sus charlas diarias con los alumnos, como en algunos versos del himno del Liceo que él compuso (“Comunismo que es odio infernal, con orgullo y valor proscribimos”); su posición sobre este tema varió , en gran medida, después de un viaje que realizó a Yugoslavia, cuando era gobernada por Tito, y otros países socialistas, tanto que llegó a cambiar los versos citados y a eliminar sus ataques, haciendo la distinción sobre el tema de la existencia de Dios.

Así que la obra, realizada en Urrao, es consecuente con su pensamiento. El concepto educativo que manejó no tiene par en Colombia y estaba fundamentado en la necesidad de ofrecer una enseñanza de calidad para los pobres, lo cual tiene que ver con el espacio físico, los deportes, la teoría, la práctica, la técnica, la ciencia, la preparación para el trabajo, la nutrición, la vivienda.

Por eso, su lema era: “El futuro de Colombia está en el campo, el futuro del campo está en el niño campesino y el futuro del niño campesino está en nuestras manos” y, como consecuencia, “La paz vendrá del campo”.

Especial importancia dio al movimiento comunal que consideraba fundamental para el progreso social; recordemos que toda su obra la realizó valiéndose de este medio.

Fue condecorado por la Cámara de Representantes, el Gobierno Departamental y el Municipal; en 1991 le fue concedida la distinción de Prelado de Honor del Papa, por Juan Pablo II. Murió en 2001.

(Datos de la Revista Urrao y de Pablo Herrera Durango)